
La nostalgia nos invade. Esta edición del Isla Calavera ha materializado muchos sueños. Para los que crecimos en los ochenta, la emoción ha sido inmensa. Dos leyendas del fantástico, reconocidos como tal, en la gala de apertura y clausura. Precisamente, uno de los primeros nombres en salir a la palestra fue el de Tami Stronach, inolvidable emperatriz infantil de Fantasía en la mítica La Historia Interminable (1984), adaptación discutible pero entrañable, de la obra literaria de Michael Ende (1979). El suspense se iba fraguando con el resto de invitados. Daba igual. Aquello despertó nuestra iniciación en el terreno de la imaginación. Puede que ésa haya sido la primera lectura del que ésto escribe, disparando el apetito por parajes fantásticos y aventuras sin fin. Recuerdo visionar el film hace casi cuarenta años con mi padre, en el desaparecido Cine Rex. Y allí estaba ella el sábado 9; rezumando amabilidad, constantemente risueña y" good vibes " en general. Venía a presentar Man and Witch; The Dance of the 1000 steps, un fantasy ameno y nostálgico, en continente y contenido, con un reparto"eightie" (Christopher Lloyd, Sean Astin, Eddie Izzard, y algún rostro finisecular ( carismático pero breve Michael " LOST" Emerson ) que lo tiene todo; Granjeros perdedores, animales parlantes, brujas, maldiciones, princesas...el encanto perenne de títulos cómo La Princesa Prometida (salvando distancias), inherente al cuidado del género en la era del walkman. Al día siguiente, el domingo 10, se proyectaba el documental Life After Neverending story ( 2024), disección de la gestación de la traslación cinematográfica citada, con la participación de los implicados. Ella abrió la introducción a la audiencia en el recuerdo de nuestra niñeZ. No sería hasta una semana después que recibiríamos a otro icono de nuestra tierna infancia. El mIsmísimo Henry Thomas, inmortal Elliot en la legendaria E.T El Extraterrestre (1982) de Steven Spielberg, hasta hace un cuarto de siglo, la película más taquillera de todos los tiempos. Derrochando humor en la rueda de prensa matutina a su llegada, lo tenemos en la tarde del viernes 15, tras la proyección del clásico, en una entrevista realizada, una vez más, por Manuel Díaz Noda, rememorando el rodaje, mostrándose introvertido pero receptivo. Thomas recalca que era un infante y no tenía ni idea en el fenómeno en que iba a convertir. Comenta los entresijos de los efectos animátronicos, con el descontrol de los ojos del muñeco, y el consecuente enfado del director, que ya venía quemado de la disfuncionalidad de los efectos mecánicos del escualo de Tiburón ( 1975). También alude a la inocencia de Drew Barrymore, con seis años entonces, creyendo que el alien era real, y preocupándose por el mismo, arropándolo cuando hacía frio, y buscándolo para la hora del almuerzo. A la cuestión de la asimilación de una fama temprana y como no cayó, al contrario que otros intérpretes juveniles coetáneos suyos, en la vorágine del alcohol y las drogas, contestó que suponía que se debía a que había tenido unos " good parents". La humildad del actor en todo momento es ejemplar. La desmitificación de su figura también. Henry abomina del CGI de la versión del 20 aniversario, y se muestra solícito y sonriente en el Pohto Call. Le digo allí cuando me abraza, que fue mi primer héroe junto con Luke Skywalker, a lo que me contesta que el protagonista de la saga de George Lucas también lo fue para él. A propósito, en las preguntas del público, confirma la presencia de Harrison Ford en la filmación ( entonces era pareja de la guionista de la película , Melissa Mathison ) pero desmiente su contribución al mismo, en la famosa leyenda del rol del profesor en la escena de " la liberación de las ranas ". Muchas más anécdotas alimentaron la entrevista, que será colgada en breve, por Charlas de Cine. Y poco más que añadir a estos dos encuentros, excepto la recuperación en mi memoria de un tiempo que no volverá; el de ir de la mano de mis padres a una sala a oscuras, y contemplar maravillado, como un niño y un extraterrestre fomentan una amistad sustentada en la soledad y el desamparo, por divorcio parental o por abandono en una tierra extraña...y una frase que marcó a toda una generación: Phone Home..
" Estaré aquí mismo"...
Y así ha sido durante cuatro décadas.
Muchas Gracias
Adrián Gómez Alonso




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