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Entrevista a Juan Carlos Fresnadillo por Pedro J. Mérida






En la guarida del dragón.

Damsel, el más reciente título del autor tinerfeño Juan Carlos Fresnadillo, se ha convertido en la

película más vista de la plataforma Netflix desde la fecha de su estreno y ha ido revalidando su

posición de número uno desde entonces. Un hito que sin duda revalida la figura del director como

uno de los autores más creativos y originales del panorama internacional, trascendiendo orígenes y

raíces.

Una genuina cinta de aventuras de corte épico que se debate entre géneros, desde el survival hasta el

terror pasando por los relatos de princesas, subvirtiendo los mimbres en los que hasta ahora se

asentaban los mitos y leyendas clásicos que recibimos a través de historias transmitidas por

tradición oral, para ofrecernos una visión modernizada de los mismos donde las influencias y señas

de identidad que conforman la visión de Fresnadillo lo sitúan como un autor comprometido con la

integridad artística de su obra. Con él hemos tenido la oportunidad de comentar las claves del éxito

de Damsel a través de los diferentes aspectos de una producción rica en detalles a gran escala.






Damsel se ha venido promocionando desde el año pasado como uno de las más

grandes apuestas de la plataforma Netflix para este año. Creo que a casi nadie a ha cogido de sorpresa su triunfo de audiencia, pero ¿cómo estás viviendo tú este momento tan dulce?


Con mucha emoción. Es un proyecto en el que llevo metido prácticamente

cinco años y es realmente abrumador pasar de estar encerrado en una sala oscura, viendo imágenes

de la película, preparándolas, diseñándolas, reformándolas e intentando sacar todo lo mejor posible

de todos los aspectos visuales y técnicos de la película, a esta especie abrazo masivo, mundial,

donde de repente la película se ha convertido en tan poco tiempo en un hit tan exitoso, pues

imagínate... Es una sensación que te sobrepasa pero que a la vez es muy placentera. Para todos los

que hemos hecho la película estamos encantados de haber llegado a un nivel de audiencia tan

grande. Esta es una de las cosas maravillosas que tiene poder distribuir una película a través de una

plataforma como Netflix, que puede estar a la vez en tantos hogares, pero de repente ver que has

llegado, que la cinta ha gustado y que ha alcanzado el número uno de visionados por parte del

público de la plataforma es muy gratificante.


Vienes de una línea de trabajo en la que tus largometrajes han estado siempre concebidos para ser estrenados en salas de cine. ¿Cómo ha cambiado Damsel tu manera de enfocar el proyecto cinematográfico?


Yo me crié y me eduqué viendo películas en una sala de cine. Cada vez que ideo un proyecto

siempre imagino (y no sé si esto puede ser algo ingenuo por mi parte) que el espectador siempre va

a tratar de verla en las mejores condiciones posibles que, de alguna manera, reproduzcan la

sensación de estar en una sala de proyección. Soy consciente de que la gente tiene cada vez

pantallas más grandes y mejores sistemas de sonido en los salones de sus hogares, con lo cual tengo

la sensación de que, efectivamente, aunque la experiencia colectiva de compartir una película no es

la misma, porque aquí estás solo en tu casa o con tu familia, las condiciones de visionado y de

disfrute del contenido cada vez son mejores y se acercan cada vez más a algo que podría recordar a

lo que experimentarías en una sala de cine. Con lo cual, cuando planteo el diseño y la ejecución de

un proyecto como puede ser Damsel, lo pienso desde ese lugar.

No lo pienso desde el hecho de que es una película que la gente va a ver en sus teléfonos móviles.

No me pongo en esa tesitura e intento generar un espectáculo y un contenido que sea igualmente

disfrutable desde ese lugar que tiene verla en buenas condiciones, en una fantástica pantalla. Y ese

ese el estilo que he querido aplicar en esta última película que he hecho.

Creo que Damsel es una aventura épica en el sentido más genérico en cuanto a estilo y al tono que

se propone, y está diseñada y pensada como si fuese a ser vista en una sala de cine a pesar de que,

efectivamente, no hemos tenido carrera comercial en salas (cosa que me habría gustado). Pero ahora

las cosas han cambiado y la manera de distribuir las películas se ha conducido hacia las

plataformas. Y por otro lado estoy encantado, porque llegar de la manera en que hemos llegado en

tan sólo dos semanas a casi noventa millones de espectadores es algo que en salas de cine es muy

difícil de conseguir. Por lo tanto se trata de aceptar y abrazar los nuevos tiempos, pero con el estilo del cine clásico y con la premisa de que tu película tiene que tener los mismos niveles de excelencia como si,

efectivamente, fuese a verse en una sala de proyección.


Siempre me ha llamado la atención el tratamiento que haces en tus películas hacia las figuras heroicas. Te hablo de personajes como el de Mónica López en Intacto, o Jeremy Renner en 28 semanas después e incluso Ray Winstone en este último trabajo, que en un momento se transmuta en una figura al más puro estilo John Wayne de Centauros del desierto... Y sin embargo en tu cine son personajes que no suelen terminar bien parados. ¿Tiene esto que ver con la manera en la que filtraste tu cultura cinematográfica?


Yo creo que, como parte de la generación baby boomer a la que pertenezco, me crié viendo

películas de los años 70 y me sigue pareciendo última gran época del cine americano. Y en los 70,

si recuerdas, las películas estaban llenas de antihéroes. No eran personajes tan idílicos como los del

cine de épocas anteriores o como los que el cine clásico proponía. De alguna forma esas películas se

quedaron en mi retina y, a la hora de abordar personajes heroicos (o anti-heroicos) como los que

mencionas, siempre está el aroma de ese cine más terrenal y con lugares más sombríos en la

concepción de esos personajes. Por eso me encanta contrastar a los personajes heroicos de una

historia con aquellos que no lo son pero que de alguna manera poseen el mismo nivel de relevancia.

Te pongo como ejemplo el caso de 28 semanas después; la figura padre aparece como un antihéroe

atormentado por la culpa, pero que en definitiva es parte fundamental de la historia. O, como has

mencionado, en el caso de Mónica López en Intacto, que es la policía que persigue al héroe de la

película, pero también lo hace desde un lugar humanamente sombrío porque se siente arrepentida de

lo que le pasó a su familia. Hay algo sombrío y humanista que, de alguna forma, siempre me

apetece plantear en mis historias y que creo que tiene que ver con ese cine tan realista (y tan

humano) que fue el cine americano de los 70, que fue el que configuró mi sensibilidad hacia ese

tipo de personajes.





Los lazos familiares han resultado ser otro de los temas habituales en tu cine. Desde la relación paterno filial que estableces entre Eusebio Poncela y Leonardo Sbaraglia en Intacto, pasando por los núcleos de familia tradicional en 28 semanas después e Intruders, aquejados (en cada caso de muy diferente manera) de cierto tipo de maldición, donde ya entroncamos con el terror gótico. Damsel, curiosamente, vas un peldaño más allá, contraponiendo a dos familias... Una que perpetua una maldición y otra que está llamada a deshacerla.


Yo creo que inevitablemente la vida que has tenido condiciona el tipo de historias que te hacen

vibrar, así como aquellas que terminas contándole al público como creador. Yo tuve una familia

peculiar (en el buen y en el mal sentido) y soy consciente de que cuando empecé a desarrollar

películas, de alguna forma, ese legado familiar ha estado muy presente. Tengo la impresión de que

cada vez que abordo una historia, te diría que hay algo de ejercicio terapéutico por mi parte a la

hora de plantear las luces y las sombras de la familia como estructura dramática y narrativa.

Siempre me ha encantado plantear el escenario dramático de una familia y, sobre todo, someter a

esa estructura familiar a una situación extraordinaria que va a terminar de alguna forma

reconfigurando los lazos afectivos y los sentimientos que hay dentro de ella. Por supuesto que todo

ello tiene mucho que ver con la familia de la que vengo, de la que me siento muy orgulloso y muy

feliz de tener, pero que a su vez también tuvo ciertas singularidades que, a su manera, han seguido

ahí y han condicionado mis gustos hacia determinadas cosas en la vida.

Esa experiencia familiar ha sido tan determinante que casi te diría que inconscientemente en las

historias que cuento busco ese lugar común porque siento que como escenario es muy atractivo y un

lugar con el que fácilmente puedes conectar con espectadores de cualquier parte del mundo. La

familia tiene ese elemento esencial en el que anclar los personajes y sobre el que además puedes

explorar todo un universo temático como el sacrificio, la obediencia, el deber, tus seres queridos...

Toda una serie de cuestiones que son fundamentales a la hora de plantear una historia y que, como

te decía, la familia enmarca todo eso al tratarse de un marco muy universal.

Efectivamente en todas mis películas hay familias o relaciones familiares que, de alguna forma, se

ven alteradas o condicionadas por una situación fantástica y extraordinaria que acaba sacudiendo

sus cimientos. Creo que además en Damsel, no sé si es algo inaugural para mi, pero casi, el que la familia que se ve sometida a la prueba tremenda y terrible que supone aceptar este matrimonio de conveniencia y

viajar a ese reino lejano para acabar descubriendo que todo obedece a designios ceremoniales muy

oscuros, sucede algo nuevo y es que en esta familia se produce una reconfiguración donde se admite

a un nuevo miembro (que no quiero desvelar quien es para no hacer spoilers). Transmito algo que es

una idea propia de ese momento que implica ser el adulto que soy ahora (y que llevo siendo años) y

es la idea de cuan importante es esa familia que dices, y que va más allá de la sangre. Es la familia

que cuidas y la que eliges en tu época más adulta. No la que te viene de partida, no la de que alguna

forma es natural, sino la que uno acaba eligiendo y conformando.

En Damsel esto aparece por primera vez en mi filmografía. Creo que quizá había algo en mi

pendiente de poder trabajar ese escenario dramático de relaciones afectivas en el universo familiar,

que ya no es el de origen sino el que hemos configurado una vez llegamos a la edad adulta.


Me llama la atención en Damsel que el personaje de Elodie, interpretado por Millie

Bobbi Brown, tiene un arco de desarrollo en el que, de forma similar a Leonardo Sbaraglia en Intacto, termina siendo más poderoso y ello le hace mejor como ser humano de lo que era en el inicio de la historia.


En el tradicional viaje del héroe al que todas mis películas se pueden adscribir, siempre hay

un poder que se gana, pero a la vez hay un precio que pagan por obtenerlo, y tiene que ver con

cierta soledad. Hay algo en los héroes (y antihéroes) de las historias en las que he trabajado donde

los personajes han crecido y se han transformado o son más independientes, más fuertes... pero a la

vez se vuelven más solitarios. Hay algo común en estas historias y es la soledad profunda del héroe,

que a mi, particularmente. siempre me ha interesado. El precio que estos personajes pagan por

crecer, por convertirse en alguien mejor, con más valor y herramientas para sobrevivir al final lo

terminan pagando con la soledad. Esto le da a las historias un carácter más humano y cercano.

Siempre me ha interesado a pesar de que sea en película que se muevan dentro de registros

esotéricos, fantasiosos o sobrenaturales. Es importante, a la hora de hacer una película, transmitir valores a través de tus personajes y que la audiencia pueda sentir que están cargados de humanidad honesta y sincera.





Trabajar con Shohreh Aghdashloo, una actriz con marcada presencia, que es una

auténtica apisonadora de carisma habra tenido que suponer un desafío ya que aquí su labor se ha circunscrito a poner voz al dragón, que es el personaje más imponente del relato. Háblanos del proceso creativo que tuviste con esta magnífica actriz para crear esa personalidad tan única del antagonista.


En mi caso, trabajar con una actriz como Shohreh ha sido con el proceso de colaboración más fácil

que he vivido en de toda mi carrera. La entrega y la humildad con la que Shohreh ha abordado este

trabajo me ha conmovido en cada paso del recorrido. Ella le pone la voz al dragón, pero es una voz

llena de corazón y alma. Hay algo muy bello en lo que ha hecho Shohreh y es que verdaderamente

se ha metido en las entrañas de una madre que ha perdido a sus hijas, y esto le da ese carácter

novedoso y especial a la figura del dragón en esta historia. Como espectadores de repente

descubrimos que esta criatura no es solamente un monstruo, sino que hay algo realmente

conmovedor detrás del personaje y de su tratamiento. Y ello se lo debemos en gran medida, no sólo

al guión, sino al trabajo tan elegante y tan certero que Shohreh ha desarrollado y que, básicamente,

se ha construido a través de una incansable labor de grabación a través de infinidad de sesiones en

el estudio. A pesar de que el dragón no habla demasiado en la película, fuimos depurando a través

de las grabaciones con Shohreh hasta encontrar la excelencia en cada una de las tomas y de las

frases, para así encontrar y remarcar todos y cada uno de los valores humanistas que estaba

buscando a través de este personaje.

Ha sido maravilloso tener a una actriz tan entregada, tan humilde y con una capacidad de trabajo

inmensa. Shohreh es una de esas grandes intérpretes a nivel mundial y te confieso que me

encantaría seguir trabajando en el futuro con ella porque ha sido todo un lujo contar con alguien de

su talla en Damsel.


La voz de Shohreh no es una exactamente femenina en su interpretación del dragón, sino que se juega con el misterio de su género para que así tenga más fuerza la revelación que se nos hace llegados a cierto punto de la película. Sin embargo los doblajes en otros idiomas (caso del castellano) no han jugado tan habilmente con este misterio... ¿Era un efecto buscadoen la versión original?


Me gustaba mucho que, de partida, la voz de Shohreh jugaba con un efecto abiertamente

andrógino, que puede tener la dulzura de una mujer, pero sonar con un timbre reconociblemente

masculino. Esa fusión de géneros que ella transmite con su voz era algo muy atractivo para esta

historia, porque me apetecía mucho preservar el misterio de su maternidad hasta que, finalmente, lo

descubrimos con Elodie, el personaje interpretado por Millie.

Esto era algo buscado desde un origen. Era una idea muy atractiva esconder con cierto halo de

misterio el género de esta criatura y, efectivamente, concuerdo contigo en que en los doblajes que

estoy escuchando estos días, tanto en castellano como en otros idiomas, se revela demasiado pronto

la feminidad del personaje. En defensa de esto he de decir que es muy difícil encontrar una voz

como la de Shohreh, por lo que creo que no había otra posible opción de casting para hacer del

dragón en esta película. Su voz tiene todas las cualidades que eran necesarias para componer esta

personalidad tan especial y ambigua. Por eso pienso que este trabajo convierte a Shohreh en una de

las grandes singularidades de la historia de Damsel.


Por la parte técnica (y en lo que a la criatura se refiere) me trajo reminiscencias de otro gran clásico del género, que es El dragón del lago de fuego, cinta de la hoy conocida como época oscura de Disney en los años 80... Para terminar de darle entidad corpórea a la criatura has contado nada menos que con Patrick Tatopoulos. Patrick es un artesano que viene de foguearse en producciones de gran presupuesto como los primeros trabajos de Roland Emmerich (Stargate, Independence Day, Godzilla...) y al que heredas aquí en un nivel de absoluta madurez creativa...


Trabajar con Patrick ha sido uno de los grandes placeres que he disfrutado en esta producción.

Sobre todo porque empezamos a trabajar hace ya muchos años. Patrick se convirtió en el primer

cabeza de equipo que se incorporó al proyecto, y con él comencé una labor de diseño y de creación

del mundo de Damsel de forma muy muy minuciosa.

Ha sido un gozo trabajar junto a alguien que tiene esa experiencia y esa capacidad técnica y

artística. De hecho, tomamos una decisión que pienso que fue muy importante, y era empezar el

diseño de esta película por las cuevas y el aspecto del dragón. Ambos estábamos convencidos de

que debíamos comenzar por definir visualmente a la criatura y su territorio como quien diseña el

inconsciente de una historia, porque después va a tener una incidencia y un reflejo sobre el resto de

elementos que rodean a la narración. Fue apasionante porque todos los elementos que construimos

en las cuevas y en la morfología del dragón son elementos que luego se aplican al resto de la

historia. Si te das cuenta, esa corona como de espinas que porta el personaje de Robin Wright en su

cabeza es claramente una alusión a las espinas que tiene el dragón en su cabeza, como si

virtualmente el dragón fuese la verdadera reina de este universo y Robin una mera seguidora del

reino de esta dragona.

El trabajo con Patrick fue muy minucioso y estábamos convencidos de que esta película había que

cuidarla detalle a detalle. Todo está milimétricamente calculado y eso tiene que ver con su espíritu

de trabajo y con la experiencia que tiene ya que, como apuntabas, ha diseñado criaturas y universos

fantásticos en películas gigantes. Para alguien como yo, que no había hecho nunca una película de

fantasía a este nivel fue una ayuda fundamental. A Patrick lo considero mi compañero de aventuras

y pienso que gran parte del éxito de esta película se debe a su talento y a su trabajo.




Desde el inicio de tu carreta has tenido que hacer frente a repartos de primerísimo nivel. Ya en Intacto te codeas con Max Von Sydow y Eusebio Poncela, pero es que de ahí saltas a 28 semanas después y tienes la oportunidad de dirigir a Robet Carlyle, a Idris Elba, Jeremy Renner o Rose Byrne. Después, en Intruders, tuviste un elenco encabezado por Clive Owen y Carice Van Houten en el mejor momento de sus respectivas carreras... Sin embargo tengo la sensación de que esta vez ha debido ser un reto aún mayor el manejar a un abanico interpretativo tan impresionante como el conformado por Millie Bobby Brown, Robin Wright, Angela Basset o Ray Winstone...


Esto, Pedro, tiene que ver con un carácter de osadía que tengo, y que me viene ya desde desde

el corto Esposados al meterme trabajar con Anabel Alonso, una de las grandes cómicas de este país,

y con Pedro Mari Sanchez, que era uno de los pesos pesados de la escena teatral clásica española.

Para un pipiolo como yo en aquel momento era un Dios mío, donde me meto, pero al final todo

tiene que ver con esa cierta osadía a la hora de plantear historias. El ir a tocar a la puerta de los más

grades a ver si la abren. Siempre he tenido esa especie de espíritu aventurero donde te dices a ti

mismo El NO ya lo tengo por lo que si te dicen que sí, pues qué maravilla ¿verdad?

Eso nos llevó, cuando estábamos escribiendo Intacto, a tocar a la puerta de Max Von Sydow. Te

admito que en aquel momento pensaba que nos iba a decir que no de inmediato o que directamente

ni nos iba a contestar. Así que cuando vimos su reacción, que le encantaba el guión y que quería

hablar de la historia, fue esta sensación de ¡Dios mío, qué maravilla!. Por eso, desde el principio de

mi carrera siempre me he acostumbrado a esta dinámica de siempre buscar a la gente con la que he

soñado toda mi vida, la gente que cada vez que escribo una historia pienso e imagino en esos

papeles. Así ha sido a lo largo de mi trayectoria y me siento realmente afortunado de haber

trabajado con los grandísimos actores y actrices con los que he podido hacer películas.

Y nuevamente con Damsel, pues imagínate el elenco que hemos tenido tan impresionante., que cada

uno es una maravilla absoluta y es un reparto de ensueño para una película como esta. Me siento

muy honrado y apoyado por parte de Netflix, que ha puesto toda la carne en el asador para tener los

mejores elementos y los mejores equipos técnicos y artísticos para hacer este largometraje y llevarlo

a cabo.


Apareces acreditado como autor en los guiones de tus primeros trabajos. Sin embargo en Damsel partes de un guión preexistente. ¿Cual fue tu margen de implicación a la hora de llevar el guión de Dan Mazeau a la pantalla?


Ya desde Intruders o en mis diferente aventuras para la televisión americana, como es el caso de

Damsel, he decidido hacer un paso atrás, no en cuanto a no participar de manera activa en los

guiones, sino más bien retirarme de esa parte que supone estar sentado delante de la pantalla del

ordenador y escribir literalmente, para dedicarme a observar y ver las películas desde una cierta

perspectiva que me permita ser más objetivo a la hora de desempeñar mi trabajo.

En mi caso, creo que puedo escribir si se trata de películas que son más abordables técnicamente.

Pero cuando estamos hablando de películas tan grandes y con tantos elementos a tener en cuenta, a

mi, particularmente, me viene bien observar todo con cierta distancia para ser objetivo y poder dar

lo mejor de mi. Por eso tomé la decisión de no estar directamente involucrado en el guión de

Intruders, ni de mis siguientes trabajos para la televisión estadounidense y tampoco en el guión de

Damsel. Eso me permitió valorar y tener el tiempo para desarrollar otros aspectos de la película.

Dicho esto, he tenido la inmensa suerte de tener grandes conversaciones, muy productivas y

constructivas en el plano artístico con Dan Mazeau sobre los materiales de la historia. Creo que Dan

ha sido en ese sentido muy flexible y ha permitido la incorporación de muchísimos elementos desde

la dirección a la narración de la historia. Es un proceso que ha sido tan fructífero como si yo mismo

hubiese escrito el guión.



Pedro J. Mérida.




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