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Reseña de: "Alien Romulus" por Adrián Gómez

Foto del escritor: TenebrisTenebris

En la taquilla nadie puede oir tus gritos..

Eso debieron pensar Ridley Scott y Walter Hill al resucitar la saga del xenomorpho, tras el tyraspies de Prometheus (2011) y Alien Covenant (2017). La intentona del británico por volver al film que le dió fama, gloria y prestigio, se ganó el odio de los fans, tanto viejos cómo nuevos, echándole la culpa éste a la incapacidad del guionista Damon Lindeloft (Lost, Watchmen ), con tal de no reconocer su ego trip de old dick, enterrando los huevos hasta nueva orden...

Y ésta aparace bajo guión y dirección de Fede Alvarez , autor de la muy estimable No Respires (no he visto la secuela ), y del (sobrevalorado) remake de Evil  dead. Y ¿Qué tenemos aquï?, pues un film entretenido, loable...y olvidable...algo así cómo "Predator" (Prey 2022), digno y reivindicable..y ya. Ambos son como aquellos cómics de Dark Horse (cuyas historias superan a algunas secuelas de ambas franquicias, que amenizan sin más pretensiones). No es nada malo...pero no nos hacen olvidar la tetralogía original. La historia en si, situada entre Alien (1979) y Aliens (1986), se localiza en una colonia minera, Saturno mediante, lo que da juego en cierto momento, con sus anillos. El planteamiento, es una excursion de un puñado de mocosos a la nave estelar del título... con terribles consecuencias. Indiscutiblemente tensa, con elementos, incluso de horror gótico, está excelentemente filmado, con sus correspondientes golpes de efecto, y un espléndido uso del formato panorámico. Álvarez sabe crear un cuento de terror, entre el body count y la mitología de la serie, devolviendo la saga a sus orígenes terroríficos, y ofreciendo al espectador dos horas de referencias a los títulos fundacionales, con fandom service incluído (convincente CGI facial, aprende Ind ). El problema es que, salvo la revelación de Civil War (2022), Cailee Spaeny, y su relación con su hermano sintozoide (David Johnson), los personajes te importan lo mismo que un Abrazacaras. Éste era el problema de la muy superior Rogue One. Reminiscencias sonoras, según el guiño, a las dos primeras o Prometheus, no bastan para redimir un film parcialmente fallido. Para colmo de males, el final, , híbrido (nunca mejor dicho) entre Resurrection y Covenant, se revela anticlimático y confuso. 

Recomendable, siempre y cuando uno vaya predispuesto a su visionado....con todas las consecuencias citadas


Adrián Gómez Alonso




 
 
 

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