
Extraordinario, y extraño biopic sobre el disidente, escritor y político Eddie Limónov (seudónimo, no lo olvidemos) interpretado por el subestimado Ben Wishaw, inolvidable Grenouille de la versión cinematógráfica de El Perfume (2006), que ha hecho de todo; desde Keith Richards en Stoned (2004), hasta Athur Rimbaud en Im Not There (2007), pasando por el Q dela etapa de Daniel Craig en la saga Bond, o la serie El escándalo (2019). Solvente actor británico pues, recae sobre sus hombros todo el peso de este film, sobre tan polémico personaje histórico, nominado como mejor largometraje en el festival de Cannes en 2024. De pandillero a poeta en la Unión soviética, tras un prólogo que pasa de formato 4:3 a panorámico, entramos en la Patria, donde el protagonista comienza con sus primeros escarceos poéticos. Luego conoce a Elena, amor-obsesión, cuyo erotismo deviene en inspiración-odio, tras los compases de temas de la Velvet, cómo Im waiting for the Man, o Sunday Morning. Suena Lou Reed, tras la marcha de la pareja protagonista a Nueva York. Crisis creativa y existencial, ruptura y salto de acera política y sexual, termina como vagabundo, probando" el lado salvaje de la vida". Es el momento de la Revolución. Ni rastro del antiguo Eddie, convertido ahora en mayordomo de un señorito americano, que vela los vientos por su rival literario en su rusia total. Rechazado por las editoriales, pasan los setenta. Es Tiempo de Reagan, Gorbachov, Rambo, Terminator, Michael Jackson...y la caida del muro e Berlín en 1980. Con el Pretty Vacant de los Sex Pistols de fondo, y con una soberbia escena secuencial-suerralista, steadicam mediante, el director Kirill Serebrennikov, despacha los ochenta. La etapa de la guerrrera y la camiseta de los ochenta ha pasado. Ahora es un autor de culto en Parïs, la nueva sensación, cuyas incendiarias declaraciones un programa de radio, lo devuelven a la madre Rusia, a reencontrarse con su familia. Sus ideas radicales cristalizan en la lucha armada en el inicio del siglo XX , cumpliendo condena en presidio y saliendo en libertad, como antihéroe para algunos, e ídolo ideológico para otros, muriendo en 2020, dos años antes de la invasión de Ucrania. Apabullante y avasalladora, fascinante y frenética, con una potencia visual indiscutible, se sigue con interés, y no aburre en su exposición, pero puede caer mal la ambiguedad moral del biografiado. De icono contracultural, a líder militante, es la Guerra, y cómo tal, afronta su Destino. Estructurada en ocho capítulos, que he señalado con mayúsculas, estamos ante una obra difícil, atrevida, desafiante y brillante, que ha dividido a la crítica. Huelga decir en que bando se encuentra un servidor. Escandalosa? si, pero fabulosa y necesaria también. Vista en el TEA y más que recomendable.
Adrián Gómez Alonso


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