
He aquí la materialización del sueño de Francis Ford Coppola. Un proyecto acariciado durante cuarenta años, que un servidor recuerda ponerse en marcha y ser cancelado constantemente. Desde las páginas de publicaciones de cine de la época, y tras "Corazonada" (1982), otro proyecto arriesgado en su tiempo, que se saldó con un sonoro fracaso comercial, y que ha adquirido categoría de culto. Otro tanto se podría decir de "Apocalypse Now" ( 1979), hoy pieza indiscutible de la historia del séptimo arte. Entonces, ¿Es Coppola un visionario? ¿Será recordado su último film? ¿Ganará respetabilidad con el paso de los años, como un Gran Reserva? ( que de eso sabe un rato nuestro hombre)..quién sabe. Sólo podemos hablar de lo que hemos visto en salas éstos días, seguida de una corriente mediática en las redes, de linchamiento contínuo, digamóslo ya, inmerecida desde todos los puntos de vista. La historia de César Catalina es su historia, la de un hombre obsesionado con detener el tiempo con una obra, un trabajo que marque un antes y un después. El Megalón es la piedra basal donde se sustentará su particular Halcón Maltés. Estamos en Nueva Roma, una ciudad retrofuturista, Art-Decó, cuyo diseño de producción es una auténtica maravilla, epatando al espectador en una sala a oscuras (qué es donde debe ser disfrutada la película). El autor apela a lo sensorial, en una bacanal de imágenes e ideas que configuran un nuevo relato sobre la erótica del poder. Desde nuestro (anti) héroe , encarnado por Adam Driver (que hereda un papel pensado para Russell Crowe, cómo lo hizo con otro film" maldito ", El hombre que mató a Don Quijote" ( 2018), ésta vez de Johnny Depp ). La disputas con Ciceron ( John Voight), el affaire ( con posterior fruto ) con su hija , Julia Cicero ( Nathalie Emmanuel ), y el conflicto que originan personajes como Wow Platinum (sensual Aubrey Plaza), Nush ( Dustin Hoffman) o, sobre todo, un sorprendente Shia Le Beaouf como Clodio, en su mejor interpretación, para el que ésto escribe. Una fábula distópica, visualmente fascinante, que nos deja planos y secuencias para el recuerdo ( ésa mano entre las nubes que alcanza la luna), que adolece , según detractores, de desarrollo de personajes, o de una capacidad de síntesis acuciante. En cualquier caso, tiene tantos momentos afortunados, que no se puede hablar de una obra fallida ni mucho menos. Coppola echa toda la carne en el asador y puede que necesite de una asimilación reposada, de sucesivas revisiones.. Quizás, como tantas obras mayúsculas (Blade Runner, La Naranja Mecánica, La Cosa), el tiempo la pondrá en su lugar, y la (supuesta) megalomanía de su director quede justificada. Cómo decia Castro ; " La historia me absolverá". Una cosa queda clara, no deja indiferente a nadie, y ésto es lo mejor que se puede decir del mejor fílmico de su realizador desde Drácula (1992), lo cuál ya es decir. y aparece el gran James Remar¡. Cine experimental pues, que se agradece, en tiempos de pobreza creativa, si no es por raras excepciones (Lathimos, Aster, Eggers, Nolan, Graland, Villeneuve..), cuya mayor licitud es que es el producto de un pionero, del que han bebido todos ellos. No es El Padrino, pero tampoco lo pretende, es CINE, y éso, con la que está cayendo, es de aplaudir.
Adrián Gómez Alonso
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