Fiesta del cine con Adrián Gómez
- Tenebris
- hace 7 horas
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En estas semanas hemos podido disfrutar de nuevo, de la fiesta del cine, y Tenebris ha aprovechado la ocasión para visionar un par de films
La Trama fenicia es una nueva gamberrada (en el buen sentido) de Wes Anderson tras Asteroid City. La historia de un supuesto filántropo y sus vicisitudes (magistral Benicio Del Toro), para legar su herencia a su hija monja ( Mia Threapleton), con la ayuda (?) de Michael Cera, surcando los cielos, entre selvas y encestes (brutales cameos de Bryan Cranston y Tom Hanks), con combate final fraternal ( Benedict Cumberbatch divertidísimo, supera todas la fight scenes perpetradas para el MCU), muestran una comedia alocada, muy en la línea de su director, y que funciona como sátira de la mezquindad del ser humano. No es nada nuevo en su autor, pero el endiablado ritmo y su crítica hacia el caos geopolítico en el que estamos inmersos desde hace años, funciona. De la fe y las finanzas, la familia y la avaricia, espionaje y canallesca, quizá sea lo mejor de Anderson en años. Así, recomendamos la odisea de Zsa Zsa Korda y su prole. Aventura y carcajadas marca de la casa en apenas hora y media de cine bien facturado.
También vimos El Jockey, film Noir delirante y divertido, dramático y surrealista, del argentino Luis Ortega (hijo del gran Palito). La historia de Remo Manfredini, sus coqueteos con la mafia y las sustancias psicotrópicas, hijos imprevistos, cambios de orientación sexual a golpes equinos, con estancia presidiaria incluida, representa uno de los fílmicos mas sorprendentes y rompedores de la temporada. Desde las interminables escenas de baile entre Nahuel Pérez Biscayart y Úrsula Corberó, hasta la levitación de este último en la cabaña, pasando por pistolas selectivas, relaciones lésbicas y epifanías peluqueras, la película se alza (literal y metafóricamente) como una experiencia bizarra, con ese realismo mágico, tan caro al arte latinoamericano, desde la literatura hasta el cine.
En resumen, un perfecto programa doble de evasión de la realidad y retorno a ella, dos viajes sin escalas, en un menú diferente y enriquecedor...con humor inteligente. Del que ya no se lleva, vamos.
Adrián Gómez Alonso
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