Reseña de "Weapons" por Adrián Gómez.
- Tenebris
- 7 sept
- 2 Min. de lectura

Magnífica sorpresa de la temporada estival, Weapons es, junto con el reestreno de Tiburón (1975), lo mejor de la cartelera veraniega de largo. Es triste decirlo pero es así. Por un lado la obra maestra que es la madre del blockbuster moderno, y por otro, una propuesta refrescante, que parece ser esa novela que Stephen King nos debe desde hace dos décadas. Del director de Barbarian (2022), supone la presentación de un microcosmos ( Maybrook), a raiz de la desaparición de los niños de un clase, con una excepción, durante la noche. Suena Beware of Darknes, de George Harrison, mediante la carrera nocturna de los infantes a la oscuridad. A continuación, conocemos a diferentes personajes de la trama; la profesora (Julie" Siver Surfer" Garner), uno de los padres, fan de Fury Road y de las ametralladoras (?) encarnado por Josh Brolin, un policía adúltero ( Alden Ehrenreich, alias " Han Solo"), el director escolar Marcus (Benedict " Doctor Extraño" Wong), y dos personajes fundamentales, el yonqui interpretado por Austin Abrahams, y el niño testigo de todo lo que está pasando (espléndido Cary Christopher). Ya está el tablero y los peones. Bienvenido a la hora bruja. Con un guión muy bien construído, la estructura narrativa se mueve entre el cine de Trantino y el de Shyamalan. Las historias de los diferentes carácteres confluyen en un crescendo que atrapan al espectador desde el minuto uno. Cómo un buen libro del género, te olvidas del reloj durante dos horas. El onirismo de sueños o alucinaciones, se conjugan con la realidad, armas( y almas) cautivas y controladas, ramificadas ( literalmente), y quebradas, actuando al servicio del mal. Algunas ya podridas de antemano, y otras a punto de hacerlo. Esta versión macabra de El flautista de Hamelin no carece de guiños referenciales ( Mad Max, Willow,) ni de un humor negro que explota en su anfetamínico clímax. La granulada fotografía y el magnífico uso de la panorámica, nos retrotrae a la buena época de John Carpenter, y la estructura narrativa, muy deudora de la literatura de terror (y del cine, que demonios!. Desde el Rashomon de Kurosawa¡), terminan de redondear una joya que encumbra a Zach Cregger, adelantando por la derecha a Jordan Peele, Ari Aster, Osgood Perkins o James Wan. Atención a la recuperación de la señora de Ed Harris, "la mujer de hierro" Amy Madigan (Calles de Fuego) en un rol tan inquietante como ambiguo. Así, entre tijeras, jeringas, alcohol. mapas, latas de sopas Campbell, cristales y...Justin Long¡ ( Jeeper Creepers, Tusk), corremos desbocados a un final catártico que es puro Romero. Un cierre valiente, nada complaciente y muy hemoglobinico. Se agradece bastante en el mainstream. Cine con agallas, tan estimulante como sorprendente, al menos, con lo que ofrecen las salas hoy en día. Corran (nunca mejor dicho) como alma que lleva el diablo...y cuidado con la oscuridad.
Adrián Gómez Alonso
Comentarios